Del imperio a la política de las grandes potencias: alcances, contradicciones y peligros
DOI:
https://doi.org/10.59673/amag.v2i2.68Palabras clave:
política de las grandes potencias, Estados Unidos, China, Rusia, Realismo, Constructivismo, Escuela InglesaResumen
La política de las grandes potencias aspira a colocarse en la cima del devenir del mundo. Sin embargo, examinamos en este trabajo que es en realidad también una de las principales fuentes de la inseguridad internacional a lo largo del tiempo. De esta manera, el texto se nutre de algunas de las aportaciones teórico-metodológicas más prominentes en el campo de la Historia, la Ciencia Política, la Teoría Política, las Relaciones Internacionales y los Estudios de Seguridad. Ahora bien, una aproximación general a la explicación de una gran superpotencia a partir de 1945 es el Estado que puede influir desde la supremacía nuclear y espacial hasta el poder económico con alcances globales, una política exterior proactiva con influencia regional y global. Y desde ahí buscar incidir en la construcción de una arquitectura del sistema internacional ad hoc a sus intereses de largo aliento. Por si lo anterior fuera poca cosa, aboga por la defensa de una cultura con dimensiones civilizatorias y puede situar a los “otros” como los enemigos. En efecto, su aspiración es global, sus alcances etnocéntricos y en esa pulsión, revela sus debilidades cuando sus elites rompen las reglas del pacto político interno para dirimir su futuro. Esa evolución avanza desde el Imperio Romano, la Corona Británica, dos Guerras Mundiales, la Guerra Fría y la unipolaridad. En el siglo XXI, la República Popular China y la Federación de Rusia le disputan a Washington el liderazgo del orden liberal que nació tras el fin de la Segunda Guerra Mundial hoy en crisis. Por último, el lector encontrará en estas páginas matices que permiten comprender una mirada que supera el determinismo estructural: las superpotencias también pueden colaborar en ciertas coyunturas. No obstante, favorecen sus propios intereses que suelen ser disruptivos para la seguridad mundial y el Sur Global. Por lo tanto, México y América Latina requieren renovar su entendimiento sobre este proceso y participar en este debate de la mayor trascendencia estratégica para su futuro político.