Beyond Geography: A Constructivist Analysis of Mexico’s Engagement with the Asia-Pacific
DOI:
https://doi.org/10.59673/amag.v3i3.107Palabras clave:
constructivismo, Asia-Pacífico, política exterior de México, diversificaciónResumen
Este ensayo analiza la evolución de la política exterior de México hacia la región de Asia-Pacífico, en el contexto de la reconfiguración económica global y del discurso del gobierno mexicano por diversificar sus vínculos más allá de su tradicional orientación hacia América del Norte. Desde una perspectiva constructivista, el autor argumenta que la identidad de la política exterior mexicana ha estado históricamente moldeada por su proximidad geográfica y sus vínculos institucionales con Estados Unidos y Canadá, una dinámica que ha marginado sistemáticamente a Asia-Pacífico dentro de su agenda diplomática. A pesar de esta situación, el acelerado crecimiento económico, la expansión de la clase media y el liderazgo tecnológico de Asia-Pacífico presentan oportunidades significativas para la diplomacia económica de México, particularmente en áreas como comercio, inversión y cooperación científica. El trabajo evalúa mecanismos institucionales, como el Tratado Integral y Progresista de Asociación Transpacífico y la Alianza del Pacífico, como posibles plataformas para un compromiso más profundo, al tiempo que reconoce desafíos estructurales e ideacionales persistentes —como la distancia geográfica, las asimetrías culturales y la ausencia de comunidades epistémicas sólidas—. Mediante un enfoque constructivista, esta investigación atiende una notable laguna en la literatura, que tradicionalmente ha priorizado las relaciones de México con América del Norte y América Latina, dejando su vinculación con Asia-Pacífico escasamente explorada y a menudo tratada como periférica. El texto concluye con un llamado a reconfigurar estratégicamente la narrativa de política exterior de México, posicionando a Asia-Pacífico no solo como un mercado comercial, sino como una región de importancia estratégica. Tal reorientación permitiría incrementar la proyección global de México, reducir su dependencia estructural del mercado norteamericano y situar al país en mejores condiciones para participar eficazmente en la dinámica económica y geopolítica cambiante del siglo XXI.